Los
políticos le han robado la esperanza, el corazón y la vida a los pueblos de
América Latina, no permitiéndoles nunca salir de la pobreza.
No
son los pecados los que nos matan, sino la forma en qué los enfrentamos y
desafiamos.
En
la vejez, nosotros añoramos el cariño que no supimos dar cuando fuimos jóvenes.
Las
personas no recordarán a los políticos que le hacen pasar hambre y miseria, que
les roban la vida con falsas promesas.
No
creo que existan personas con malos sentimientos; creo que existen personas con
carencia de amor que no saben amar y por eso actúan mal.
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