Alegrarse
de la muerte de alguien es un acto pecaminoso que desentierra los malos
sentimientos que poseemos.
El
sufrimiento duele menos si piensas menos en él; tenemos obsesiones que nos
destruyen por esto.
Las
heridas de la niñez nos dejan cicatriz muy difíciles de borrar.
En
América Latina, la sangrienta guerra entre los movimientos de derecha y de
izquierda no va a permitir que los pueblos de la región salgan de la pobreza
nunca, y esto es algo muy lamentable.
Tener
siempre la razón no implica que los demás van a hacer siempre lo que tú digas.
La
desconfianza nos lleva a cometer muchos errores; lo peor es que nos separa de
personas que amamos algún momento.
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