Podemos
cambiar cosas dentro de nosotros pero nunca podremos cambiar los dictámenes del
corazón.
La
felicidad eterna es nuestra máxima aspiración y nosotros hacemos cualquier cosa
por alcanzarla.
Con
el aumento de la edad, vamos siendo más objetivos en la vida y dejando atrás
las añoranzas de la juventud, perdiendo la inocencia y centrándonos en lo que
nos proporciona placer espiritual.
La
electricidad es tan importante para el hombre moderno como la comida pues
alimenta la visión y espanta a la temerosa oscuridad.
En
el deporte, las acciones buenas pueden suceder al azar como en la ciencia; para
ganar a veces es muy importante la suerte.
El
orgullo y la juventud son mal aliados; nos llevan a cometer nuestros peores
errores.
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